Muchas me habéis pedido esta receta, no solo eso, sino que os cocine, a todas os digo que si queréis probarlas de mi mano vengáis a donde habitualmente resido. Mientras os tendréis que contentar con la receta dibujada. Pues siendo como es este, uno de los platos más antiguos, de la cultura sefardí, merecía un plus, aunque fuera llevado por los españoles al Nápoles, que perteneciera al reino de Aragón. Los judíos que habían sido expulsados del territorio español en 1492, fueron expulsados del Reino de Nápoles en 1541, pese a eso, se desarrolló una comunidad de cristianos nuevos, conversos
judaizantes, que duró hasta el siglo XVII, en que la Inquisición romana
actuó contra muchos de ellos. Curiosamente es el nombre romano ( Carciofi alla giudia ) por el que se conoce mundialmente este plato. Era el plato preferido de Catalina de Médicis, a ella se le debe buena parte de la innovación gastronómica del Renacimiento, y este plato llama la atención por su sencillez y lo espectacular de su aspecto.
En una cazuela verter agua y aceite de oliva virgen, y disponer las alcachofas, con la parte de hojas hacia abajo. Hacerlas brevemente, unos diez minutos o "a sentimiento", como dice mi madre. En ese tiempo el agua se habrá evaporado, teniendo los fondos de la alcachofa como cocidos al vapor y al dente.
Para forzar un poco más a la alcachofa a adoptar figura de flor, hay que presionarlas un poco contra el fondo, para que se frían por el lado que toca la cazuela, eso permite acentuar la apertura de las hojas. Un plato estupendo y florido para vuestra mesa primaveral y a disfrutar. La semana que viene más..