Las buttes ( colinas ) favoritas de los surrealistas* eran canteras que fueron transformadas, para la Exposición Universal de Paris en 1867, siguiendo el deseo de Napoleón III. Derribaron y remodelaron el relieve a golpe de dinamita, se hicieron brotar cascadas, se excavó un lago, una cueva de estalactitas, se elevó una isla rocosa de 30 metros coronada por el pequeño y quimérico templo de la Sibylle.
* Louis Aragon, en Le paysan de Paris, describe las maravillas surrealistas del Parque de las Buttes-Chaumont.